niños jugando en un campo de batalla perdidos en los ecos de paz

Necedad patológica, el hombre y su necesidad de guerra,
excusa es la causa justa de quitar el pie de los tiranos
que a pueblos tienen oprimidos y dicen:
—Allá en el Medio Oriente podremos dar uso de nuestras armas, ¿inteligentes?—
los ecos de paz rebotan en cabezas huecas.

Estúpidos, vean a los niños, he visto sus guerras en el parque de juegos,
gritos, carreras, confusión y heridas que son recordadas con alegría al pasar los años.
Se tienden la mano el uno al otro, qué importa el bando para el que están jugando:
—Amigo, sígueme, te ayudo, no temas, yo te salvo—

Si acaso pelean sacando a flote brotes de su nefasta patología,
aun su inocencia predomina, y en un instante están otra vez jugando:
—Amigo, sígueme, te ayudo, no temas, yo te salvo—

Queda el parque desolado, el único llanto,
el lamento de retirarse del campo de juegos,
y el columpio en un lento vaivén,
como recurso agotado, desolado,
se lamenta por los niños que en algún momento perderán su inocencia.

La paradoja humana

Si hay algo que no logro entender de la naturaleza humana, es esta necesidad de estar siempre en conflicto. Pareciera como si el ser humano experimentara algún tipo de patología que le impulsa a la guerra. A veces, para satisfacer esa necesidad, incluso se recurre a excusas como la de “ayudar” a otro, porque “soy más fuerte” y “tengo que intervenir”. ¿Es realmente por el deseo de ayudar o hay algo más detrás?

¿Es el deseo del hombre lograr un mundo más pacífico, o es la guerra un mero negocio y la paz solo un eco en la mente de quienes dirigen los destinos del mundo?

Ecos de paz: La inocencia perdida

“Ecos de paz” aborda este tema, comparando las actitudes del ser humano adulto, con la capacidad de dirigir los destinos de las naciones, con los niños. Los niños, cuando juegan en los parques, a veces simulan la guerra, pero sus conflictos son distintos a los humanos. Compiten, saltan, y si alguno se lastima, no importa si es del bando contrario, detienen el juego y prestan ayuda. Los niños no guardan rencor y siguen jugando, incluso después de haberse hecho daño.

Me pregunto, ¿en qué momento los seres humanos perdemos esa inocencia esencial? ¿Cuándo adoptamos ideas que podrían llevarnos a arrebatar la vida de otro, solo porque un líder político lo ordena en nombre de la nación, del mundo, de la libertad, o para derribar al tirano? Todo eso sería noble si detrás hubiera intereses altruistas, pero la realidad es que la guerra obedece a intereses egoístas. No hay guerras santas ni puras; la guerra es simplemente malvada.

Reflexiones sobre la gloria y el sacrificio

Nos gloriamos de los logros ajenos, como un premio Nobel o un descubrimiento científico, como si eso nos hiciera mejores personas. Pero, volviendo al tema de la guerra, me pregunto sobre todas esas vidas jóvenes desperdiciadas.

¿Alguna habría encontrado la cura del cáncer o desarrollado un método para evitar la depresión? ¿Cuánto talento humano perdimos en esos conflictos? ¿Valió la pena ese sacrificio? ¿Alguien recuerda el nombre de aquellos que cayeron en nombre de la libertad? Creo que el ser humano tiene una patología que nos lleva a dañarnos unos a otros.

¿Estará todo perdido?, ¿se escucharán los ecos de paz cada vez más lejos?

Preservar la Inocencia en la Adultez

Lo que se ha dicho antes no implica que el ser humano, para vivir en paz, tenga que ser un eterno niño, una especie de Peter Pan. Esa no es la idea que se quiere transmitir con esta reflexión. Lo que se quiere transmitir es que, si en la niñez fuimos capaces de tener estas hermosas cualidades, ¿por qué permitimos que en la edad adulta desaparezcan?

Con estas líneas, busco inspirar una reflexión antes de que cedamos a la naturaleza violenta que, quizás, nuestro entorno nos ha inculcado. La vida es una lucha constante, pero es esencial que despertemos las actitudes positivas que yacen dormidas en nuestro interior. Que estas no sean meros ecos de paz, sino acciones positivas que enriquezcan nuestras vidas y las de quienes nos rodean.

Lecturas recomendadas

Siempre se dice que los cambios empiezan por uno mismo. Si desea que los ecos de paz, que hoy día apenas se perciben, resuenen con un sonido alto y claro, aquí recomiendo algunos sitios que pueden guiarlo en ese camino.

  • Campaña mundial por la educación para la paz: Aquí encontrará más de un centenar de recursos gratuitos de educación para la paz y la justicia.
  • UNESCO: En este link aprenderá como la escuela puede convertirse en eje central para educar en la paz y en la no violencia.
  • Escuelas Aguirre: Lecturas para la paz y la no violencia basadas en las enseñanzas de Mahatma Ghandi.

Palabras finales

Ecos de paz es un ejemplo de antipoema y como este tengo escritos muchos los cuales les invito a leer dirigiéndose a la página principal de esta web elantiypoeta.top

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